Ayuda a tus hijos y adolescentes a sentirse a salvo y seguros en este momento de incertidumbre
La vida se va a ver un poco diferente durante un tiempo, no sabemos cuánto. Estamos en días de incertidumbre, todo cambia de un día a otro y muchos estamos asustados ante esta situación. Y está bien. Es natural como niños y adultos asustarnos ante una etapa de supervivencia. La vida de tus hijos ha sido interrumpida y van a estar viéndote a ti, adulto, su fuente de protección y quienes hacen sentido del mundo. Van a buscar en ti respuestas a dos preguntas esenciales en su formación.
La primera interrogante es: ¿ME VES? Que quiere decir, ¿ME ENTIENDES? ¿TE DAS CUENTA DE LO QUE ESTOY SINTIENDO? Con ello cubres su necesidad de saber que tú ves y sintonizas con lo que están sintiendo: miedo, duda o ansiedad, para validar y confirmar que es natural lo que sienten.
Para lograr responder su duda, necesitas conectar con ellos en esa misma emoción, viendo el mundo y su realidad a través de su perspectiva, sintiendo lo que sienten, sin juicio, sin defensa, permitiéndote sentir eso mismo para vibrar en la misma emoción. Es este espacio se crea el clic de la conexión, donde inicia la alquimia. Éste es el principio y el poder de la empatía.
Todo ello se interpretaría como: “Puedo ver que están preocupados con todo esto, sienten miedo y ansiedad debido al cambio tan drástico en nuestra rutina. Estamos haciendo las cosas muy diferentes, es normal que esto genere miedo”.
El cerebro interpreta este clic generando en ellos: “Esta persona que me cuida, me entiende. ¡Alguien me entiende!”
Aquí es donde se crea el espacio seguro donde pueden soltar y entrar en un estado de apertura, plena confianza. Este momento es muy importante ya que prepara el terreno para responder la segunda pregunta:
¿ESTAMOS A SALVO?, ¿TODO ESTO QUE ESTÁ PASANDO QUÉ QUIERE DECIR PARA MÍ? Puedes responderles dándole certeza de que las cosas van a estar bien. Cuéntales las acciones que se han hecho para mejorar la situación. Empodéralos y hazles notar las acciones que están tomando ellos para cuidar de sí mismos y de los demás, es decir:
“Con todo esto que sentimos, SÉ QUE VAMOS A ESTAR BIEN. Todos estamos actuando para cuidar de nosotros y así cuidar de los demás.”
Además realiza preguntas que inviten a la reflexión, al proceso interno, por ejemplo: ¿por qué hacemos esto?, ¿qué efecto tiene en los demás? Puedes decirles: “Estamos bien y vamos a estar bien, ¿qué cosas estás haciendo para cuidar de ti?”.
Hay una gran diferencia entre solamente intentar controlar lo que tus hijos sienten, que en realidad es sólo callarlos porque no puedes sostener su emoción encima de la tuya. Es conectar con ellos, escuchándolos, sintiendo lo que sienten, viendo lo que ven.
Toma en cuenta que UN CEREBRO ANSIOSO SE ENFOCA EN LAS SIMILITUDES, por lo que es posible que tus hijos busquen recordar o hablar de personas que se han visto afectadas o se expresen a través de sueños donde mamá o papá mueren y algo malo pasa; jugarán con muñecos donde los personajes viven situaciones inciertas o peligrosas; los hermanos mayores contarán cuentos de miedo y peligro. Incluso notarás que repetidamente dicen “Cuidado te vas a caer”, pues estarán PERCIBIENDO POSIBLES AMENAZAS EN LO QUE ANTES LOS HACÍA SENTIR SEGUROS.
Para disminuir la ansiedad puedes dirigirlos a ser racionales, a ver desde el filtro de los hechos que han sucedido a lo largo de estos meses. Al hacer esto enfócate en lo positivo, es decir, en cómo el tiempo ha ayudado. Puedes decir: “El tema de este virus empezó hace más de 3 meses. En este tiempo, amor, mucha gente ha trabajado y estudiado sin parar hasta encontrar la solución definitiva. Ahora ya sabemos que es muy importante lavarnos las manos, mantener distancia entre personas, desinfectar lugares en la casa, etc. Sabemos que hay que cubrirnos con el brazo cuando tosemos y una gran solución es quedarnos en casa por un tiempo. Todas estas acciones ayudan a cuidar de nosotros y de los demás, permite que tanto nosotros como la gente que queremos esté a salvo, así como el mundo entero. Hay países que han bajado su índice de contagio haciendo lo que nosotros estamos haciendo porque funciona y vamos a estar a salvo.”
De aquí los diriges a sentirse con poder de cuidarse, enfocándose en lo que sí pueden hacer para estar a salvo: “¿Han notado que nos lavamos mucho más las manos en casa? Sí, verdad, ¿se las estás lavando más, correcto? Antes no lo hacíamos tanto, ¿qué más pueden hacer para estar seguros?”. De esa manera activas su pensamiento y los guías para no se vayan a la ansiedad y lo más importante, comienzas a construir en ellos una consciencia del efecto de sus actos.
Es muy útil recordar que la ansiedad es energía movilizándonos, activando nuestro sentido de supervivencia, de huir o luchar, y cuando no hacemos nada para regresar al sentimiento de protección, entra el sentimiento de impotencia, por ello, es importante que los guíes para hacerlos sentir poderosos, enfocándose en lo que pueden hacer:
“Mira todo lo que se está haciendo, tu colegio al cerrar, tus maestras dando clases desde su computadora, papá y yo trabajando desde casa, todos estamos trabajando juntos para estar a salvo. Tú cuidas de mí y yo cuido de ti, estando en casa cuidas de los abuelos y ellos cuidan sí mismos, al igual que sus vecinos al quedarse en sus casas, ¿te fijas cómo todos estamos construyendo un mundo seguro para todos?” Podemos hacer de este momento un gran aprendizaje para nuestros hijos, y desde luego para nosotros. Aprendemos del poder de ser incluyentes, de que el bienestar de uno, es el bienestar de todos.
Otra cosa útil en estos momentos es expresar lo que sientes usando el lado izquierdo del cerebro, motiva a tu hijo a dibujar o escribir lo que siente, y tú también practícalo. También pueden realizar una escultura o tocar un instrumento. El arte, en cualquiera de sus expresiones hace que disminuya la función del lóbulo parental derecho donde los pensamientos negativos y amenazas se magnifican, por ello es vital activar el lóbulo parietal izquierdo.
Tú que estás leyendo esto, sé que te preocupas por tus hijos, por tu familia y su bienestar, al igual que por ti. Nadie está excento de cuestionamientos, nuestro mundo también cambió radicalmente.
Mamá preciosa, está bien que nada sea perfecto, está bien soltar, confiar en ti, en tu instinto y comenzar a fluir, sabiendo que después de esto, todos encontraremos nuestra nueva normalidad, un paso a la vez.
No estás sola, hoy más que nunca estamos todos unidos en la fortaleza de la supervivencia.
Ánclate en el amor, cultiva los pensamientos que te hagan sentir en paz, recuerda respirar profundo, con presencia durante el día, date un espacio para gritar, llorar, brincar, reír con alegría o con histeria. Abrázate en el miedo de la incertidumbre y desde esa aceptación plena de ti misma, construye tu camino a la certeza de que estás haciendo todo para estar bien, por eso, tu familia está bien.
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“El futuro de la humanidad se redefine con cada generación de mamás y papás, seamos la generación que educa con conciencia, transformando así el miedo en amor, permitiendo que nuestros hijos manifiesten toda su grandeza”
Gracias por compartir esta información con quien crees que se puede beneficiar porque juntos estamos co- creando cada instante el mundo hoy y el que vamos a heredar a la siguiente generación.
Con profundo respeto y admiración,
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