Todo sentimiento de miedo surge de falta de amor propio
¡Juntas siempre! Para mí no se trata de una igualdad de género, ¡benditas diferencias de género! Gracias a ellas existimos. Ah, pero la desigualdad que generamos a partir de la mente, esas son las que nos corresponde cuestionar. ¿De donde viene el juicio que crea una negación de las diferencias, que nos hace sentir enojo, recelo, odio, rencor? ¡DEL MIEDO! Y todo sentimiento de miedo surge de falta de amor propio. Todos nacemos sintiéndonos como una unidad, no hay diferencia entre tú y yo, entre mamá y bebé, todos nacemos siendo bebés y percibimos el mundo como un todo incluido, y conforme pasan los días, se desarrolla el cerebro y la identidad del “YO SOY” acompañada de juicios heredados.
Ese “YO SOY” es el #ego, la identidad del individuo que todos desarrollamos mientras tengamos cuerpo y mente. Podemos tener un ego sano: en donde mi identidad está fundada en amor propio, aceptación plena a quien soy y a todo el abanico de emociones que experimentamos las personas. O, podemos tener un ego lastimado, en dónde crecemos negando nuestras emociones, nuestra forma de ser, de pensar, nos desconectamos de nosotros mismos y pasamos el resto de nuestra vida con un hueco enorme en el corazón buscando integrar ese ser roto en pedacitos, a través del mundo exterior.