La maternidad es algo que se ha abordado durante muchos años como algo natural: existe una amplísima cantidad de artículos y libros enfocados a las nuevas mamás, cursos en los que se les aconseja sobre la crianza, y artículos pensados en ellas y en las y los bebés; como si única y exclusivamente se tratara de una tarea para las mujeres.

Los padres, en cambio, siempre han sido vistos como la figura masculina que poco interfiere al momento de criar a las hijas e hijos. Aunque algunos se involucran de manera superficial al momento de “disciplinar”, su papel únicamente se caracteriza por eso: por ser la autoridad del hogar, además del sustento económico de éste.

En muchas ocasiones son vistos como los reyes de la casa, los que deciden qué se hace y qué no se hace, en la mayoría de los casos sin explicación alguna. Si se toma alguna medida que prohiba alguna actividad simplemente es “porque no y punto”, porque “lo dicen ellos”. Es entonces cuando entra en acción la mamá, a explicar el porqué “no” de ese “no”. Luis Bonino, psicoterapeuta especialista en varones, describe a estos padres como aquellos que se desinterezan de la crianza de las hijas y los hijos, delegando la responasbilidad a la mujer.

Hay algunos que simplemente están ausentes y pasan casi desapercibidos. Están en el hogar casi sin estar ahí. Son tan neutros que, de nueva cuenta, la responsabilidad recae en las mamás.

Sin embargo, es momento de hablar de aquellos nuevos padres que han asumido esa responsabilidad de la mano de las mamás, como un equipo.

Se les conoce como nuevos padres porque se alejan totalmente de la figura paterna tradicional que comentábamos antes. A diferencia de los padres tradicionales, los nuevos papás sí se involucran en la crianza de los niños y niñas del hogar. Y no solo eso, también participan en las tareas domésticas que facilitan la interacción con las y los integrantes del núcleo familiar.

Probablemente te preguntarás: ¿cómo ser un papá activo? ¿de qué manera se ejercen las nuevas paternidades? Éstas son las formas en que los papás están cambiando los modelos tradicionales (y obsoletos) de paternidad:

1.- El cuidado diario:
Los nuevos papás se involucran en la estimulación y en la crianza desde el principio. Son cariñosos y comprensivos con sus hijas e hijos, sus necesidades, miedos, gustos y deseos; les escuchan, se dan el tiempo de conocerles con el trato diario, con el involucramiento afectivo.

2.- Desde el embarazo se comienza a ser padres:
-Los nuevos papás no esperan a que nazca su bebé.
-Participan en los controles de salud de la mamá durante el embarazo.
-Son afectivos y cariñosos con la mamá, incluso desde el vientre, pues saben que sus bebés escuchan y sienten.
-Acondicionan el hogar para su llegada, pues saben que es tarea de papá y mamá, que es un trabajo en equipo.

3.- En los primeros meses:
-Al ser una etapa de cambios muy rápidos se debe prestar atención en todo momento, no solo a la o el recién llegado, sino también es importante ser solidario con la mamá, quien después de nueve meses entrará en un proceso de recuperación física y emocional, por lo que también requerirá de apoyo y atención.
-Hacen equipo con la mamá para los cuidados.
-Ayudan a que la mamá se sienta segura y cómoda con la lactancia, pues el amamantamiento es importante para la hija o hijo.

4.- Desde la infancia:
-Los nuevos papás demuestran su amor incondicional. Saben que demostrar sus sentimientos y afecto no los hace menos hombres: los hace más humanos y los ayuda a mejorar sus relaciones con los demás.
-Están conscientes que los límites funcionan cuando se marcan con cariño y respeto.
-Muestran interés por sus gustos y sus actividades, les incentivan a hacerlas con gusto para construir su autoestima.
-Celebran sus logros.

Como resultado los nuevos papás tienen hijos e hijas con una autoestima alta, con un buen nivel de socialización, con un mejor nivel académico y, sobre todo, con lazos afectivos sanos con los demás miembros de la familia. Además, los nuevos papás se sienten más libres al momento de expresar sus sentimientos y muestran un mayor nivel de empatía con los demás, por lo que gozan de mejor salud.